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Ella

El beso, Gustav Klimt

Aquel día corría, corría y corría. Mis ojos estaban apunto de estallar y tenía que correr,cuanto más lejos, mejor. No podía dejar que me vieran llorar. No aguanté demasiado y mis lágrimas espezaron a cubrir rápidamente mis ojos tapándome la visión. Sin embargo, yo seguía corriendo hacia ningún sitio,o al menos, eso creía.
Entonces, tropecé y me caí. Mi rostro se llenó de hierba al pegarse en mi húmeda cara. Me restregué los ojos y vi dónde había llegado. Aquella explanada, aquella colina verde llena de primavera, se me hacía conocida. La inercia me condujo al lugar de siempre; pero,en esta ocasión estaba sólo, sin ella...

Miriam Salcedo.

Todo comenzó en un día como aquel. La primavera se asomaba por la ventana y el sol de media tarde calentaba mi cuerpo tumbado sobre la cama. Un vil pajarillo interrumpió mi siesta y me llevó hacia la ventana...

Lucarrrrrsss.

En un principio, el sol me cegaba, pero pronto se acostumbró mi vista a la claridad del día. Tía Lucía estaba en la carretera, hablando con el conductor de un novísimo dos Caballos amarillo. Pensé que algún día yo tendría un coche como ese, y que así las chicas del pueblo se pelearían para que les llevara...
En ese momento, salió del coche una chica joven, morena, de uno o dos años menos que yo. Se dirigió al maletero y comenzó a sacar su equipaje. Yo espiaba desde la esquina de mi ventana, pero tía Lucía me vio. -Miguel, hombre ¿qué haces ahí pasmado? Baja a ayudar a la prima Laura, que nosotros no vamos a poder con todo.
Laura, la Prima Laura... Era la primera vez que la veía desde que éramos niños y nos bañábamos en el río...

María.

Salí corriendo para echarles una mano (bueno, realmente corrí por las ganas que tenía de verla). Salí por la puerta y fui hacia ellas tranquilamente, no quería que ella pesase que estaba nervioso. Me acerqué y tía Lucía me preguntó:
-¿Te acuerdas de ella?
-Pues no -disimulando-, has cambiado mucho.
Y le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa. Una sonrisa que se me clavó en el corazón y que jamás olvidaré.
-¡Qué hermosa era!, pensé en mis adentros.
Derepente oí una voz.
-Cierra esa boca, te has quedado atontado.
Volví a la realidad y me fije en un pequeño mocoso que salí del coche. Miré a tía Lucía.
- El hermano pequeño de Laura. No le conoces porque cuando nacío, sus padres dejaron de venir de vacaciones.
Entonces, le miré y le sonreí falsamente.
Por la noche, cenamos todos en el porche. El pequeño Jaime estaba jugando con cubos de agua. Cuando me acerqué a la mesa trató de tirarme uno de ellos. Yo me alejé, pero su maliciosa sonrisa desvelaba que sus intenciones continuaban. Jaime era el...

Juan.

6 comentarios

Leoneshka -

El beso de amor más profundo que jamás había sentido en mi vida, fue un momento en el cual quería desaparecer.Quería estar con Laura....¡Mi Laura!, sentía que iba a enloquecer, no podía pensar con claridad, todo estaba nublado en mi mente, no sabía que hacer.Nunca había sentido tanto amor por alguien solo por Laura. Más tarde regresé a la casa, allí estaba mi Tía Lucía aún con sus ojos llorosos y Jaime parecía estar mas travieso que nunca...Pense:'' Tal vez debe ser por la impresión o que aún no lo ha sentido realmente''. Cayó la noche y estaba solo en mi cuarto pensando en Laura...¡Mi amada Laura!....

Sharon -

Hijo de la criada que su padre había tenido fruto de una relación fuera del matrimonio. Ella de alguna forma u otra logró marcar mi vida para siempre. Al sentarme a la mesa empeze a conversar con Laura para que me contara más de ella. Habían pasado muchos años desde la ultima vez que la ví . Mientras me hablaba sus palabras fueron entonandome una canción, jamás habia escuchado una voz tan dulce. No podía dejar de escuchar su tierna voz. Calló la noche y cada uno fué a su recamara, mientras descansaba en mi cama ; su hizo escuchar un fuerte ruido a la puerta. Era alguien tocando, cuando habrí la puerta era ella, Laura. Me dijo que habia olvidado darme las buenas noches, se sonrió y me dio un beso en la mejilla. Esa noche fue la mejor noche de mi vida, no pude dormir, sentía una y otra vez como marcaba su beso en mi rostro. La mañana siguiente me levante más temprano que nunca. Tía Lucía con una sonrisa me dijo-“¿Te levantastes temprano, tienes algo que hacer?” le conteste – “No solo quería mostrarle a Laura los alrededores.” Tía Lucía se quedo con Jaime, el no estaba muy contento con la idea. Pero se quedo sin ninguna pelea con la tranquilidad de hoy hiba al pueblo. Nos fuimos por la vereda que conducia al campo, hasta que llegamos a una colina verde llena de primavera. Flores de todos los colores y diferentes formas se encontraban allí, Laura quedó sorprendida con tan bello paisaje. Decidimos sentarnos a mirar al horizonte; estabamos tan a gusto que el tiempo pasó volando, cuando nos dimos cuenta ya estaba la puesta del sol arropando nuestros cuerpos. Y mirandonos fijamente nos envolvimos en un apasionante beso. Sentimos un calor por todo nuestro cuerpo que no podiamos aguantar las ganas, era un sentimiento difícil de explicar. Cuando volvimos a la casa allí nos esperaba el odioso de Jaime y la Tía Lucía con una cara media molesta pero aliviada de que habiamos llegado bien. Esa noche, Laura fue a mi recamara como lo había hecho la noche anterior para despedirse e irse acostar. Solo para desirme que nunca había sentido tanto amor en un beso. A la mañana siguiente me levanté, cuando veo a Tía Lucía y a Jaime llorando desconsolados. -¿ que sucedió? les pregunte. Tía Lucía me cuenta que fue a preguntarle a Laura que queria desayunar, cuando se dá cuenta que Laura no respondió; se acerco a ella y vio que no se movia. Ahí en ese momento salí corriendo hasta la recamara de Laura para encontrarmela acostada en la cama. Me heche a llorar en su regazo; y con el dolor tán fuerte que tenía salí corriendo hasta más no poder. Cuando me tropecé y me caí. Había llegado hasta la colina verde llena de primavera, pero en esta ocasión estaba solo, sin ella. En ese momento entendí que Laura me había dejado por ese beso, ese beso de amor...

Alerosy -

Esa noche trataba de acercame lo más que podia a laura, pero su hermano no paraba de hacer travesuras y tia julia me pedia que jugara con él, -como podia yo, jugar con un niño que no soportaba si lo que pedia a gritos en ese momento era estar con julia- no me pude negar porque es ese momento julia me miro con esos ojos que iluminarian cualquier lugar y me dijo -harias eso por mi Miguel?- como me iba a negar, le conteste -Claro por mi no hay problema, pero nos faltaria un jugador que dices nos acompañas?-, creí es ese momento que me rechazaria pero la respuesta fue afirmativa- dentro mi corazón palpitaba iba a estar con ella, claro habia un pequeño inconveniente pero eso no sería problema...

Juan -

Salí corriendo para echarles una mano (bueno, realmente corrí por las ganas que tenía de verla). Salí por la puerta y fui hacia ellas tranquilamente, no quería que pesase que estaba nervioso. Me acerqué y tía Lucía me preguntó:
-¿Te acuerdas de ella?.
-Pues no -disimulando-, has cambiado mucho.
Y le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa. Una sonrisa que se me clavó en el corazón y que jamás olvidaré.
-¡Qué ermosa era!, pensé en mis adentros.
Derepente oí una voz.
-Cierra esa boca, te has quedado atontado.
Volví a la realidad y me fije en un pequeño mocoso que salí del coche. Miré a tía Lucía.
- El hermano pequeño de Laura. No le conoces porque cuando nacío, sus padres dejaron de venir de vacaciones.
Entonces, le miré y le sonreí falmente.
Por la noche, cenamos todos en el porche. El pequeño Jaime estaba jugando con cubos de agua. Cuando me acerqué a la mesa trató de tirarme uno de los cubos. Yo me alejé, pero su maliciosa sonrisa desvelaba que sus intenciones continuaban. Jaime...

Juan

María -

En un principio, el sol me cegaba, pero pronto se acostumbró mi vista a la claridad del día. Tía Lucía estaba en la carretera, hablando con el conductor de un nuevísimo 2 Caballos amarillo. Pensé que algún día yo tendría un coche como ese, y que así las chicas del pueblo se pelearían para que les llevara...
En ese momento, salió del coche una chica joven, morena, de uno o dos años menos que yo. Se dirigió al maletero y comenzó a sacar su equipaje. Yo espiaba desde la esquina de mi ventana, pero Tía Lucía me vio. -Miguel, hombre ¿qué haces ahí pasmado? Baja a ayudar a la prima Laura, que nosotros no vamos a poder con todo.
Laura, la Prima Laura... Era la primera vez que la veía desde que éramos niños y nos bañábamos en el río...

Lucarrrrrsss -

Todo comenzó en un día como aquel. La primavera se asomaba por la ventana y el sol de media tarde calentaba mi cuerpo tumbado sobre la cama. Un vil pajarillo interrumpió mi siesta y me llevó hacia la ventana...